Se les dio la tarea de recoger la suma de las terapias y de los conocimientos disponibles en su tiempo, una cantidad de datos que viajan desde tiempos inmemoriales. Algunos dicen que desde la Atlántida, pero también se podría decir desde Lemuria, es decir, desde los albores del tiempo como es humanamente posible alcanzar.
Egipto gobernó toda la cuenca mediterránea. Son ellos los que construyeron en las cercanías de lo que hoy es la ciudad de Haifa, el famoso monasterio Krmel. Este monasterio llegó a ser conocido, se puede decir, como una embajada de iniciación del mayor conocimiento terapéutico egipcio a orillas del Mediterráneo. Era una tierra bajo el dominio egipcio.
Todo esto es porque los herederos espirituales de los terapeutas egipcios, fueron los esenios y continuaron con la tarea de estos en su lugar. Los esenios, una pequeña minoría de ellos, se encontraron con un enorme conjunto de datos esencialmente terapéuticos. Es por esta razón por la que fueron especialmente famosos en la época de Cristo, por el cuidado que podían proporcionar.
También desarrollaron una red de "clínicas-hospitales" en cuevas donde prodigaban los cuidados. A lo largo de toda Palestina, fueron llamadas "Bethsaïds, Casas de Vida".
Los esenios eran conocidos por atender en estos lugares que podían utilizarse, por ejemplo, para la maternidad, ayudar a dar a luz y por el conocimiento que tenían de las leyes que gobiernan los cuerpos sutiles.
En mi caso, redescubri estas terapias por mí mismo, a través de canalizaciones desde el otoño de 1984. En ese momento, en un pequeño pueblo de Périgord, Francia, comencé a recibir información sobre los tratamientos. Venían de seres que conocemos como "Los Hermanos de las Estrellas", Seres que han estado presentes ya en el pasado lejano, con los antiguos pueblos de nuestro mundo, como los egipcios y los Esenios.
Es así como en 1984, fui llevado a reconectarme con mis recuerdos de aquellas épocas y empezar todo el trabajo que continúo completando hoy. Comencé a recibir públicamente, delante de treinta a cincuenta personas, a razón de una o dos veces por semana, toda la información sobre estas terapias esenias egipcias. Se iba redactando toda la información, y también, se registraba en cinta magnetofónica al mismo tiempo que se transmitía en vivo a una audiencia ahí presente.
He trabajado durante doce años en Francia con la gente que fue testigo de aquellas reuniones. Hemos comenzado a revelar y a poner en práctica un método de terapias curativas según los mensajes recibidos, con los datos y toda la información que se proporcionó.
Hoy en día, nos encontramos con una gran riqueza de conocimientos. Con el tiempo, por supuesto, otras personas, también se han comprometido a transmitirlas.
Cuando reaparecieron estas terapias, no las llamábamos Esenias-Egipcias específicamente, hablábamos sobre la energía curativa universal. Terminamos denominándolas así por asimilación, como hace dos mil años, ya que los esenios eran los terapeutas que mejor las han puesto en práctica.
Hoy en día, sigo recogiendo periódicamente información, para ampliar los tratamientos.
Han pasado 25 años y esta investigación ha dado lugar a un libro: "Vestidos de Luz" que muchos conocen. Unos años más tarde, fue la publicación de "Así curaban Ellos" que pone en contexto toda la información recibida.
Tal vez escriba ''Así curaban Ellos" Volumen II, no lo descarto ... El caso es que esta tradición terapéutica está viva y es una herencia simplemente universal.
Más allá del hecho de que es un método con sus propias técnicas, el enfoque propuesto, busca ante todo una apertura del corazón y de la conciencia.
Tal vez podría escribir dos, tres o cuatro centenares de páginas sobre este método de tratamientos energéticos, sin embargo esto no es lo que buscan los terapeutas.
Lo que es importante, a través de este tipo de cuidados, es el amor hacia el otro, es la empatia y la compasión. Este es el trabajo que se realiza en el triángulo divino entre el Universo, el paciente y el terapeuta.
Es la fuerza del alma y del cuerpo que se pone en movimiento. Si no hay tal movimiento, esta ola de amor no consigue manifestarse.
Todas las técnicas del mundo son hermosas, las Atlantes , las egipcias o las Esenias, no importa, porque en última instancia son lo mismo pero, sin Amor y Compasión no pueden conducir a nada.
El impulso del corazón es esencial.
Destacar que estuve de acuerdo hace dos años, para acompañar a mi esposa, Marie-Johanne Croteau en iniciar la formación en estas terapias . Juntos, nos hemos comprometido a comenzar en Francia, durante un período de tres años, enseñando a un número de personas.
Esto no es porque de repente, se nos pasó por la cabeza, sino que fue a fuerza de recibir montones y montones de peticiones. Constantemente me preguntaban: "Daniel, ¿cuándo comenzará una formación?, etc .. etc ...". Por mi parte, no me sentía impulsado a comenzar esta tarea, mientras que mi esposa, Marie-Johanne vio la urgencia y la importancia de hacerlo. Pensamos que era el momento de reanudar la transmisión con la sensibilidad que esto requiere. Es ella, quien finalmente organizó la forma en que estamos trabajando ahora en el ciclo de formación, que se estableció en Francia.
Ni ella ni yo tenemos la intención de crear una escuela en sí, sino decir que nos sentimos inclinados a transmitir información y descubrimientos terapéuticos ya que teníamos demasiados datos que, todavía, no habían sido puestos a disposición de la gente.
Por lo tanto, el trabajo continúa. se sigue difundiendo ... Podemos dar las gracias.
La técnica es una pequeña parte dentro de las terapias. Nuestro trabajo es esencialmente una búsqueda de lo que se llama la curación de lo sagrado. Es el arte de conectar con el aspecto sagrado del ser humano. Lo más importante es encontrar la esencia de la vida y ofrecerla.
No buscamos técnicos que dominen una multitud de prácticas, realizamos trabajos de toma de conciencia o el despertar de las personas.
Así que, aquí está ... ¿Qué puedo decir en cuanto a llamarlas esenias, egipcias o las dos cosas? Poco importa. Independientemente de la terminología utilizada, son nuestro patrimonio común y que nadie puede tomar posesión de este saber universal. Sólo decir que es algo bello y sagrado y comunicarse con su esencia habla por sí mismo. Esto es lo que Marie Johanne Croteau y yo tratamos de hacer, hace dos milenios no intentaba otra cosa.
Daniel Meurois.
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